Protectores Deportivos
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El protector bucal es un aparato que se coloca en la boca y sirve para protegerla de las lesiones que pueden producirse durante la práctica de algún deporte en los que exista riesgo de daño. Su función es amortiguar los golpes y así preservar los dientes y los tejidos blandos de la boca.
Generalmente su uso se asocia a los deportes de contacto como las artes marciales mixtas, el boxeo o el rugby. Pero lo cierto es que la utilización de un bucal es conveniente en todos los deportes en los que pueda haber caídas que nos hagan sufrir un traumatismo maxilofacial, entre ellos el baloncesto, el hockey o el fútbol, ¡incluso el running!
Si nos ceñimos a lo que establece la Sociedad Española de Odontología del Deporte (SEOD), podemos fijar una clasificación en función de los distintos deportes y su riesgo:
• Riesgo alto: artes marciales (jiu ¬jitsu, judo, karate, taekwondo…), boxeo y kickboxing de contacto, fútbol, rugby, hockey, baloncesto…
• Riesgo medio: waterpolo, equitación, squash…
La demanda de estos protectores está creciendo consideradamente.
¿Qué tipos de protectores existen?
– Surtidos o estándar: son los más baratos y podemos encontrarlos en tiendas de material deportivo, pero también son los que menos protección ofrecen.
– Semi-adaptablesa : Están fabricados en un material termoplástico que se vuelve maleable al hervirlo en agua; después solo tenemos que ponérnoslo durante unos minutos para que tome la forma de nuestra dentadura y posteriormente recortar el sobrante. Sin ser la opción más efectiva de las tres que existen, las férulas bucales semi-adaptables son mejores que los protectores estándar, aunque peores que los fabricados por el dentista.
– Personalizados o hechos a medida: sin duda son la opción más segura a la hora de elegir un protector bucal. Son fabricados por el dentista a través de unos moldes tomados al paciente. Se adaptan y ajustan perfectamente a la anatomía dental y maxilar, por lo que son mucho más cómodos, no se caen, permanecen en la posición original y respetan la oclusión normal del paciente.
Aunque existe un amplio abanico de precios debido a la gran cantidad de fabricantes que confeccionan este producto, es habitual encontrar protectores estándar y semi-adaptables desde los 5-30€ aproximadamente.
Por su parte, la férula más cara será la fabricada por el odontólogo. Su precio puede oscilar entre 50-150€ . Sin embargo, a pesar de que pueda parecer caro, con el debido cuidado, duran muchos años, y pueden suponen un gran ahorro si lo comparamos con la reparación de las consecuencias de un golpe o caída.